Establecer reglas adecuadas a cada edad es tarea de papá y mamá en la disciplina. Y la tarea de los hijos es respetar esos límites y seguirlos para crecer seguros, sentirse amados y saber hacia dónde van. Eso es el regalo que la disciplina ofrece, sólo que a veces la confundimos con regaños y castigos.

Como en todo en la crianza de los hijos, se necesitan grandes dosis de paciencia y ser muy cuidadosos con su proceso de desarrollo y crecimiento. Habrá reglas que sólo podrán seguir a cierta edad, antes no. Así que si tu hijo aún es pequeño debes saber que sólo es capaz de atender pocas reglas.

¿Disciplina?

La disciplina es el proceso de enseñar a los niños habilidades y actitudes para que se cuiden a sí mismos y a los demás, basándose en la autoestima. Es algo así como enseñarle a tu hijo a hacer mejores elecciones con respecto a su comportamiento. Es enseñarle a controlarse a sí mismo, a cooperar.

Límites y reglas

Las límites son rutinas que nos ayudan a crecer y nos marcan el camino a seguir.

Las reglas son las expectativas que tenemos los padres acerca del comportamiento de nuestros hijos.

Existen reglas negociables y reglas no negociables. Las primeras serán para los niños grandes, las últimas para los más pequeños.

Bebés libres de reglas

Los bebés durante sus primeros meses son libres de ir ajustando ellos mismos sus procesos, de sueño y alimentación, por ejemplo. Pedirán de comer cuando tengan hambre y dormirán cuando tengan sueño y será difícil que se ajusten a un reglamento por más que mamá o papá quieran que se duerma a una hora específica y coma según su reloj.

Por el sano desarrollo del bebé, los padres haremos ajustes en nuestros horarios para adaptarnos a sus tiempos y poco a poco lo guiaremos hacia nuestros hábitos, con rutinas para que distinga el día de la noche, la hora de comida, de paseo, de descanso, de juego. Así comenzará a comprender que existen límites, no todo el día es para dormir, ni para andar de paseo, pero eso también se aprende y los padres lo enseñamos a través de limitar el tiempo y administrarlo a favor de lo que necesita nuestro hijo.

Reglas no negociables, reglas de seguridad.

Para asegurar el bienestar de nuestro bebé y protegerle de los peligros hay reglas que los padres debemos cumplir y así mostrarle cuánto le amamos:

  • Ajusta al bebé en su sillita con el cinturón de seguridad del auto en los asientos adecuados a su edad. Siéntalo ahí, siempre, aún en viajes cortos.
  • Asegura las rejas de la cuna del bebé.
  • Al comer, en su silla alta para comer, ajusta el cinturón de seguridad al bebé.
  • Coloca bajo llave y fuera del alcance del bebé todo aquel producto tóxico que utilices en casa, como medicamentos.
  • Cubre los enchufes de los contactos eléctricos de casa.
  • Mantén alejado a tu hijo de la estufa o del cajón de cubiertos.
  • Observa a tu hijo siempre, los accidentes ocurren en menos de un segundo.

Tal vez encuentres resistencia, por ejemplo, a ponerse el cinturón. Si tu lo permites "solo por esta vez", eso esperará la próxima, así que prepárate para un berrinche la siguiente vez. Sé firme desde el principio.

Reglas negociables, reglas de práctica y convivencia

Estas son reglas para enseñar hábitos de higiene, salud y buenos modales que deseamos que nuestros hijos sigan. Buscaremos que se cumplan siempre, pero si alguna vez no es posible aplicarla, no pasará a más. Lo perfeccionaremos.

  • Cepillarse los dientes después de cada comida.
  • Lavarse sus manos, después de ir al baño y antes de comer.
  • Vestirse y calzarse con ropa limpia (al principio tu lo harás por él, pero poco a poco lo hará por sí mismo, si se lo permites).
  • Poner su mantelito donde comerá o limpiar su lugar en la mesa.
  • Poner la basura en su lugar.
  • Guardar sus juguetes al terminar de jugar.
  • Saludar y despedirse.
  • Comer lo que se le sirve (cuidar que la porción sea adecuada, a veces es mucho el alimento y poco el apetito).
  • Pedir las cosas por favor y dar las gracias.
¡Eso no!

Con los niños pequeños tendrás que repetir una y otra vez que “eso no se toca, eso no se lleva a la boca, eso no es para jugar”, etc. Por ejemplo:

-Tu Smartphone es un aparato que no quisieras poner en riesgo si se resbala de las manos de tu hijo o si éste lo tira tan solo por el placer de verlo caer. Así que la regla será que el teléfono de mamá o papá no es para jugar y no lo puede tocar. Podrás tenerle uno de juguete que será el de él o ella.

-Las paredes, los muebles, el piso de casa no son lienzos para dibujar con los colores, crayones o pinturas que tenga a la mano. Hazle saber en qué superficies puede realizar sus obras de arte. Aunque quiera expandir su talento por toda la casa, deberás limitarle, no son pocos los niños que dan estas sorpresas a sus papás.

-Siempre habrá algo en casa que le llama mucho la atención y no es un juguete, podría ser la computadora, una lámpara o adorno y buscará a toda costa tocarlo, jugar con él. Necesitarás mucha paciencia, pero a base de repetición al hacer valer la regla de “eso no”, un día dejará de hacerlo.

Los niños pequeños pasan de la alegría al enojo de un momento a otro. Es importante hacerle saber que todos sus sentimientos y emociones son válidos. Lo que no se vale es que al enojarse quiera pegar para sacar su frustración. Podría golpear una almohada, la regla es no hacer daño a otros, ni a sí mismo.

No es necesario mostrarte enojada o gritar para hacer valer una regla. Tu hijo puede aprender a obedecer si se le habla con amor y se le da una orden clara y firme. Es mejor no prohibir algo que sabes no podrás cumplir o que no estás segura de querer hacer una regla de eso.

Entre menos reglas y más claras sean, mejor comprenderá tu hijo que se trata de unas líneas de acción que le marcan lo que esperas de él o ella, por donde sí y por donde no conducir su comportamiento.

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