La noche se hizo para dormir. Aunque ir a la cama no siempre es un acto idéntico entre adultos y niños. A los niños se les tiene que conducir suavemente hasta ese estado de relajación en el que irremediablemente se soltarán al sueño y al descanso. Los adultos debemos ayudarles a establecer un ritual conocido y familiar. Esto les brindará seguridad a los niños y confianza a los padres.

Lo valioso de tener circunstancias que se repitan noche a noche y que se establezcan como un patrón, les ayuda a identificar a los niños desde bebés, que hay momentos para derrochar energía, moverse y aprender y otros para deslizarse suavemente hacia un nuevo estado e ir bajando su nivel de energía.

Baja tu ritmo

Es importante que antes de que emprendas cualquier paso en el camino del ritual nocturno de cada jornada para llevar a tu hijo por ese camino de la relajación, te asegures de ser tu quien primero va bajando el ritmo. Puedes darte un par de minutos para moverte un poco más lento, comenzar a bajar el volumen de tu voz, poner en vibrador tu teléfono, hacer un par de respiraciones lentas y profundas para así prepararte para ser una guía que conducirá a ese bebé a dulces sueños.

Abajo luces

El entorno o ambiente es muy importante, bajar las luces en los espacios en los que vamos a descansar es primordial para ayudar a crear el ambiente relajado necesario para prepararnos a descansar. Los diversos estímulos que el día trajo consigo se acumulan en la mente del bebé y deberás ayudarle a disipar los restos que aún permanezcan en él o ella, a manera de llanto, mucho movimiento o sobre estimulación (parecer muy activo).

Cerrar las cortinas, utilizar una lamparita o bajar la iluminación en la recámara será parte de la rutina de comenzar a cerrar el día.

Fuera pantallas

Los bebés ya comienzan a familiarizarse con el estímulo que representan las diversas pantallas con las que interactuamos: teléfono celular, tablet, computadora, tv. Así que el bebé debe saber que al llegar la noche se apagan (para él o ella) esos estímulos. Esto quiere decir que deberás dejar tu smartphone mientras le acompañas a su rutina de ir a la cama. (A menos que utilices una APP con música para relajarse antes de dormir). Y si es así, sólo mantenle fuera de la vista del bebé, que no sepa de dónde proviene esa música relajante.

¡Al agua patos!

El baño puede estar incluido en la rutina nocturna, pero eso cada familia lo establece como mejor le funciona. A veces los bebés disfrutan el baño por la mañana al comenzar el día y éste les activa y se acostumbran a ello. Así puede ser que al cambiarlo para la noche al principio sea para el o ella estimulante y esté listo para la acción después del baño, cuando lo que esperas es lo contrario. Sé paciente, una rutina se establece en base a la repetición y la costumbre.

Spa en casa

Un pequeño masaje ayuda al bebé a sentirse consentido y en contacto con las manos amorosas de mamá o papá que le transmiten todo ese amor como una capa protectora para las horas del sueño. Le recuerda que puede confiar en ti para dejarse llevar por los siguientes pasos de la hora de dormir. Aprovecha para utilizar aceites esenciales de flores como la lavanda, que es especialmente relajante.

Su traje del sueño

Tener una pijama o ropa de dormir hace que las veces de un traje especial "con poderes mágicos" para arroparle y alistarlo para el momento del día en el que habrá de sentirse más cómodo que nunca. Libre de ataduras o etiquetas que le rocen la piel. La tela de su mameluco o pijama deberá ser tan suave que invite tan solo al tocarlo a descansar.

Cena calientita

Se sabe que los alimentos y el calor que guardan también nos estimulan a la acción o nos cobijan por dentro. Así busca que tu bebé tome sus alimentos despacio y que su cena sea suficiente y variada, si ya puede consumir otros alimentos además de su leche.

Cuentos de noche

Las historias de la hora de dormir también deben ser cuidadosamente seleccionadas para brindarle a tu hijo elementos que faciliten su relajación y que se suelte poco a poco a la imaginación de un mundo alegre y relajado que tu voz suave y armoniosa le describa con palabras que también asocie con un dulce descanso. Deja los cuentos de maravillosas y excitantes aventuras para otra hora durante el día, para la noche elige personajes que se muevan en espacios silenciosos y tranquilos.

Las últimas palabras del día

Los niños se acostumbran a la cultura espiritual de la familia y este es el momento en el que puedes incluir una oración o unas palabras dulces, las últimas caricias o pequeños y suaves besos que se repitan siempre a la hora de despedirse del día y soltarse a dormir. Serán una especie de llave a ese estado de paz con el que deseamos que caigan rendidos a descansar y poder nosotros pasar a nuestro ritual de ir a la cama a terminar otro día más.

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