Los padres somos los primeros maestros de nuestros hijos. No hay duda. Es en el hogar, en su primera escuela, donde aprenderán quiénes son, cómo se llaman, qué les gusta, qué piensan de sí mismos, a través de la relación con mamá y papá y cómo les hagamos sentir.

El tono en el que le hablamos a nuestros hijos se convierte en su voz interior.

La autoestima es una habilidad psicológica que aprenderán mientras sean niños y la disfrutarán y reforzarán a lo largo de los años. Es un tesoro que les pertenece a los hijos y que los padres les ayudamos a descubrir. Sentirse valioso, capaz, bueno, poderoso, es tan importante como sentirse bello.

La imagen mental de los niños acerca de quiénes son y para qué son buenos, comienza a formarse en los primeros años de su infancia y la construirán a lo largo de la vida. La autoimagen (la imagen mental que una persona tiene de sí misma) contribuye a nuestra autoestima. El autoconcepto o autoimagen se basa en las interacciones que tenemos con los otros y nuestras experiencias de vida.

Niños con autoestima

Un niño con una sana autoestima se sentirá seguro en su mundo interior y ante los otros. No quiere decir que su vida será color de rosa, pero sí quiere decir que tendrá los recursos para enfrentar la vida con todos sus colores. Los padres no podemos vacunar a nuestro hijo contra la decepción, el rechazo o la derrota, pero sí podemos proveerle con una "caja de herramientas" en donde encontrará sus capacidades, logros y flexibilidad para hacerle frente a las pequeñas y grandes dificultades de la vida.

Yo soy

La autoestima se construye paso a paso:

  1. Comienza con el auto reconocimiento, que se presenta al saber ¿Quién soy? Al reconocerse a sí mismo, con sus necesidades, habilidades y debilidades.
  2. Después se convierte en auto aceptación. Ya se conoce y se acepta como es físicamente, cómo piensa y como se comporta con los demás y consigo mismo. Así soy y así me siento.
  3. Aparece entonces la auto valoración, que se refleja al ser capaces de discernir qué cosas son buenas de uno mismo, qué otras me hacen sentir bien porque enriquecen mi vida y me hacen sentir orgulloso de ser quien soy.
  4. Surge así el auto respeto o respeto por uno mismo, que se expresa al tratarse de la mejor forma posible y no permitir que los demás nos traten mal. Es saber que uno merece buen trato como un derecho de nacimiento y los demás merecen mi respeto, también.
  5. La auto superación viene cuando una persona se acepta, se respeta y desarrolla sus capacidades y fortalece todo su potencial. Su nivel de autoestima es bueno y toma decisiones con respecto a su vida cotidiana: escuela, amigos, familia.
No te confundas

Se le confunde a la autoestima con arrogancia o con un sentido de superioridad sobre los demás, pero la autoestima nada tiene que ver con ello, ni se trata de formar niños egoístas. Quienes creen que educar a los niños para que desarrollen suficiente autoestima les perjudica, no tienen información sobre educación infantil y seguramente tienen muy baja autoestima al creer que no se debe empoderar a un niño.

¡Lo hiciste muy bien!

Elogiar a un niño (o a un adulto) es un ingrediente de alto impacto en la receta de cómo fomentar la autoestima y el amor propio en las personas que amamos.

Si un niño o niña se siente motivado a realizar una tarea o a perfeccionarla, si se le anima a intentar algo nuevo, si se le muestra positivamente cómo mejorar su comportamiento, vivirá una infancia llena de oportunidades y de aciertos, porque se sentirá hábil para la vida.

Nuestra palabra de padres y lo que pensamos de nuestros hijos tiene mucha fuerza. Es importante enfocarnos en los aspectos positivos de su comportamiento para fortalecer la confianza en sí mismos. Es como decirles: ¡Lo hiciste muy bien! Y lo que ellos escuchan es: ¡Soy capaz de hacer muchas cosas bien y seguir aprendiendo!

Moldea la autoestima

Al principio es natural utilizar con frecuencia los elogios hacia nuestro bebé, porque es lindo, come, duerme y no presenta comportamientos retadores, pero conforme crezca, se expresará de diferentes formas y algunas no serán lo que como padres esperamos o aceptemos. Así que habrá que llevar nuestra atención a sus comportamientos positivos para aprobarlos y moldear con elogios una buena conducta.

A veces sólo nos enfocamos en distinguir lo que hacen mal o no hacen: llora mucho, no quiere comer, se pelea, me dice que no, etc. Y sí, en algunas cosas será necesario llamar su atención, marcar un límite, ser firme para evitar que se haga daño a sí mismo o a otros. Decirle lo que no está bien y conducirlo a enmendar sus errores, imponer consecuencias cuando sea necesario es parte de la crianza, pero siempre en respeto a quién es, sin avergonzarle o criticarle por quién es, sólo enfocar la mejora en su comportamiento.

Frases que enseñan autoestima a los niños y niñas:

Recuerda además de sonreír y conducirte despacio y cálidamente hacia tu hijo, mostrarle que los observas con orgullo y mucho amor con palabras de aliento y aprobación:

¡Qué bien lo haces! Buen trabajo. Eres muy inteligente. Qué generoso eres. Sabía que podías hacerlo tu solito. ¡Vas muy bien! Se ve que eres bueno haciendo esto. Eres tan original. Qué bueno que seas curioso y quieras aprender. ¡Cuánta energía tienes, es fantástico! Lindas ideas las tuyas. ¡Qué bien te portaste con tu hermanito! ¡Gracias por venir cuando te he llamado! Tu compañía es tan dulce. Tenemos mucha suerte de tener un hijo como tú. Me hace feliz ser tu mamá. Este dibujo te quedó espectacular. ¡Eres muy especial!

COMPARTIR: