Frases como “los niños no lloran” o “eso es cosa de niñas” no contribuyen a la libre expresión de las emociones de los hombres desde pequeños y a la libertad de ideas de las mujeres si cuando niñas no se les permite elegir juegos, juguetes o actividades porque no son “femeninos”.

Juego de niños

Hoy existen equipos de fútbol profesional con jugadoras mujeres, así como cocinas bajo la dirección de hombres chefs; pero en un mismo puesto laboral, las mujeres ganan un menor salario por el mismo trabajo. Parece que hay una igualdad de oportunidades, pero siguen reducidos los espacios y limitadas las posibilidades, para las niñas cuando crecen y buscan integrarse al mundo exterior (fuera de casa) y para los niños cuando crecen y buscan integrarse al mundo interior (el territorio doméstico). Seguimos creando estereotipos a través del juego, la ropa y la publicidad, en donde los niños son creativos, audaces, siempre en movimiento y las niñas son delicadas y permanecen pasivas en la casita con muñecas.

Y no está mal, si lo hiciéramos por igual: si permitiéramos que los niños también jugaran con los bebés a alimentarlos, mecerlos y acunarlos, jugando a ser papás, como lo hacen ellas, en su rol de mamás. Que jueguen a la casita niños y niñas, a toda la casita, a construirla y a cocinar en ella. Y jugar a salir de la casita, los dos, permitirles realizar actividades igualmente estimulantes para su creatividad sin etiquetar si es exclusivo para uno u otra.

Niña activista

Recientemente una niña en Estados Unidos inspiró a miles de activistas cibernéticos hasta conseguir que la compañía LEGO de juguetes iniciara un cambio de rumbo respecto a los estereotipos que promueve en sus populares juegos de construcción y la publicidad de éstos. Charlotte Benjamín, de 7 años, escribió una carta a la empresa de juguetes en la que señaló que las figuritas de sus juegos eran “casi todas de niños y apenas unas cuantas de niñas”, les cuestionó que sólo representaran a niñas en actividades como ir a la playa o de shopping¨, mientras que las figuritas de los niños se van de aventuras, salvan a la gente y tienen buenos trabajos. La demanda de esta niña tuvo gran apoyo en una famosa plataforma digital que sirve para impulsar diversas causas sociales. Consiguieron más de 70 mil firmas que hicieron que la compañía de juguetes respondiera a la crítica con el lanzamiento de una colección de juguetes que llamó “Instituto de Investigación”, diseñada por Ellen Kooijman, geofísica, con figuritas que representan a científicas como una paleontóloga, una astrónoma y una química. Las pequeñas figuras vienen con microscopios, telescopios y tubos de ensayo en laboratorios de piezas LEGO. Logró un éxito en las ventas.

En los años 70 esta misma marca de juguetes acompañaba sus piezas con un mensaje que hoy parece vigente: “La necesidad de crear es igualmente fuerte en todos los niños. Niños y niñas. Lo que cuenta es la imaginación. No las habilidades. Construye cualquier cosa que se te venga a la cabeza, de la manera que quieras. Una cama o un camión. Una casa de muñecas o una nave espacial. A muchos niños les gustan las casas de muñecas. Son más humanas que las naves espaciales. Muchas niñas prefieren las naves espaciales, son más apasionantes que las casas de muñecas. Lo más importante es poner el material correcto en sus manos y dejarlos crear lo que les apetezca”.

Rosa o azul

En casa, los padres tenemos la oportunidad de abrir las oportunidades desde la cuna para salir de los estereotipos que encierran a niños y niñas.

Existen costumbres que, casi nunca se cuestionan. Por ejemplo, que el color rosa es para las niñas y el azul para los niños, cuando existe un arcoíris para elegir.

Pilar Montes de Oca, directora de Editorial Algarabía cuenta en uno de sus artículos que el orden actual de colores para niñas y niños fue establecido por los fabricantes y vendedores en los años 40, como resultado de un estudio de las tendencias de compra de los estadounidenses, y de ahí esta práctica se diseminó al resto del mundo. Esta tendencia se extendió a otras mercancías como carriolas, asientos para autos y juguetes. Así vemos como los fabricantes cuyos productos van dirigidos al público infantil les divide a niños y niñas, con accesorios distintos y colores rosa para niñas y azul para niños. Niñas y niños toman conciencia de su género alrededor de los 3 años y ya a esa edad están expuestos a la mercadotecnia y la publicidad que tiende a reforzar las convenciones sociales y les hace creer que sólo hay unas pocas formas de ser niño o ser niña.

Cambiar el mundo

Más allá de los colores con los que vestimos a nuestros hijos, como educadores, los padres y madres debemos estar conscientes de cómo queremos participar en la construcción de nuevos modelos que superen los estereotipos de género, ser críticos ante los comportamientos sexistas que la sociedad propone como "normales" y que hoy participan en que se mantenga una desigualdad en las oportunidades de hombres y mujeres del futuro, que hoy son nuestros bebés, niñas y niños.

Acciones simples crearán grandes diferencias:

  • A niños y niñas por igual permitirles expresar todos sus sentimientos: reír, llorar, ser tiernos o enojarse.
  • Que participen en tareas domésticas de forma equitativa niños y niñas (recoger la mesa, ordenar los juguetes, limpiar).
  • Ampliar su visión hacia todo lo que puede ser interesante y divertido para su edad y evitar las etiquetas de actividades para niños y para niñas.
  • Observar nuestras creencias y valores para ser congruentes como padres modelos de nuestros hijos.
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