Los problemas gastrointestinales más comunes que padecen los bebés son el cólico, el reflujo ácido y el estreñimiento, aunque en ocasiones parece que obedece a otro tipo de malestar.

Cólico

El bebé llora inconsolable, se estira y sube sus piernas, grita. Su pancita se distiende con los gases que eventualmente eliminará. Estos episodios pueden ocurrir durante el día, aunque es frecuente que entrada la noche empeoren.

Uno de cada cinco bebés -aproximadamente-, sufre de cólico, generalmente entre la segunda y cuarta semanas de vida.

Es común que este “llanto por cólico” cese a los tres meses aproximadamente, pero puede durar hasta los seis meses de edad.

Los pediatras no tienen una explicación definitiva del porqué se presenta el cólico en los bebés. A veces, se trata de que el niño se encuentra muy sensible a los estímulos del medio ambiente y le resulta difícil regular su sistema nervioso y auto-consolarse. A veces el comportamiento típico de los cólicos también puede ser señal de un problema médico como la presencia de una hernia.

Casi a todo comportamiento o llanto “molesto” del bebé se le asocia con que tiene cólico y no necesariamente es cierto.

¿Qué hacer?

Aunque la respuesta podría ser: esperar a que pase, ninguna madre va a dejar de intentar algo que alivie a su bebé de lo que parece ser un cólico.

Al no saber a ciencia cierta qué provoca el cólico en los bebés, tampoco existe un tratamiento contra éstos. Se prueban métodos que parecen funcionar y lo que cura a un bebé no necesariamente alivia a otro. Y existen medicamentos, pero sin resultados probados.

Cuando el bebé presenta ese llanto inconsolable y parece que nada lo calma, es preciso cargarle o mecerle en busca de alivio. El movimiento y el contacto físico lo tranquilizarán, aun si su incomodidad continúa.

La Academia Americana de Pediatría recomienda:
  • Consulta a tu pediatra (¡claro!) para recibir la guía de los métodos más útiles para aliviar el cólico de tu bebé y asegurarte de que el llanto de tu hijo no esté relacionado con algún problema médico grave para el cual requiera tratamiento.
  • Recuesta a tu bebé boca abajo sobre tus rodillas y frota suavemente su espalda. La presión contra su estómago puede ayudar a consolarle.
  • Envuélvelo con una manta delgada y grande para hacer que se sienta seguro y cálido.
  • Si estás amamantando a tu bebé -aunque no es determinante tu alimentación y la relación que ésta tenga con el cólico de tu hij@-, prueba eliminar ciertos alimentos de tu dieta, como la leche, las cebollas, la col y productos como la cafeína.
  • No alimentes demasiado a tu bebé, ya que podría incomodarlo. Si alimentas a tu bebé con fórmula, en general, trata de esperar al menos dos horas a partir del inicio de una sesión de alimentación y el inicio de la otra.
  • Mécelo y enciende en la habitación contigua un aparato que produzca ruido constante, como un ventilador o la secadora de ropa. El sonido rítmico constante y el movimiento pueden ayudarle a calmarse y dormir.
  • Pide ayuda, si como mamá te sientes ansiosa al no poder ofrecer alivio a tu bebé. Pídele a papá o a algún familiar cercano que cuide de tu bebé. Se necesita una actitud positiva y mucha paciencia para sortear episodios de llanto tan intensos.

Parece haber una esperanza en el alivio de los cólicos en los bebés, ya que recientemente fue publicado un estudio realizado en Italia en el que a varios bebés les fueron suministrados probióticos, que son unas bacterias vivas amigables que se comportan protegiendo la digestión de los bebés en los primeros tres meses de vida. Los bebés que recibieron los probióticos en la investigación, presentaron un llanto significativamente más corto y menos problemas estomacales que los bebés a los que se les suministro un placebo. Así que, los probióticos podrían curar y prevenir el cólico, algunos médicos en Europa ya los suministran a sus pacientes, aunque saben que falta mayor investigación, ya que no hay estudios concluyentes aún.

Reflujo

Existe una enfermedad conocida como reflujo gastroesofágico que es la que se asocia principalmente al hecho de regurgitar, que es una complicación mecánica temporal.

Después de una toma de alimento y ya sea porque se le cambió de posición bruscamente al bebé o simplemente porque está llena su pancita, ocurre que la comida en combinación con el ácido que produce el estómago, presiona contra el esfínter esofágico inferior, que es la válvula que se encuentra en la parte superior de estómago. Se trata de un anillo de músculos que se relaja para dar paso a los alimentos que van del esófago hacia el estómago y su función es mantener la comida allí a través de ejercer una ligera presión o tensión. Si se encuentra aún inmadura o se relaja en el momento equivocado, el alimento que está en el estómago regresará hacia el esófago.

¿Qué hacer?

Es cuestión de tiempo y paciencia. Una vez que el tracto digestivo superior madura en su función y se desarrolla plenamente, desaparece el reflujo, que por cierto, rara vez produce molestias al bebé.

Aquí algunos remedios que sí puedes poner en práctica:
  • Evita que tu bebé quede lleno. Es mejor alimentar al bebé con cantidades pequeñas frecuentemente para así reducir la posibilidad de alimentarlo en exceso.
  • Ayúdale a sacar gas con mayor frecuencia. No sólo después de comer, también durante la sesión de alimentarse.
  • Cuida la presión. Es bien sabido que ejercer presión sobre el estómago de un bebé que acaba de comer provocará movimientos y la posibilidad de expulsión del alimento. Así que evita acostarle boca abajo justo después de comer. Es importante mantenerle erguido durante 30 minutos aproximadamente después de que haya sido alimentado.
  • Vigila qué le funciona mejor. Hay controversia y debate en si sentar a los bebés resulta a favor o en contra de la presión que recibe el estómago del bebé. La Academia Americana de Pediatría sugiere a los padres intentar ambas y ver qué les funciona mejor.
  • Si tu bebé toma leche de fórmula, tal vez ésta sea la causa de que regurgite. Algunos bebés no pueden digerir las proteínas que contienen las fórmulas tradicionales o las de soya. Si además tu bebé presenta exceso de gases, irritabilidad y cambios en sus evacuaciones, pregunta a tu pediatra acerca de las fórmulas alternativas. En muchas ocasiones basta una prueba de 2 semanas con otra fórmula, para que se encuentre una solución.
  • Entre las medidas anti-reflujo, algunos pediatras sugieren dar cereal a los bebés antes de los 6 meses, sólo para ayudarles a reducir el reflujo, porque al parecer ayuda a algunos. A veces será un completo cambio de fórmula a una que contenga cereal o etiquetada como fórmula anti-reflujo, o que los papás intenten tan sólo agregar una cucharada de cereal de arroz infantil al biberón de 2-4 onzas que le preparan al bebé.
  • Si amamantas a tu bebé y observas que simplemente escupe frecuentemente, pero está contento y gana peso, no tiene mayor problema que el lavado frecuente de su ropa. Un bebé que sufre dolor y no gana peso, o que no respira bien y muestra señales de estar enfermo, debe ser tratado por un médico.

La mayoría de las veces, el diagnóstico se basa en la observación de los síntomas para no someter al bebé a exámenes que lo estresan.

Cada caso es distinto y por ello es importante mantener una comunicación estrecha con el pediatra de tu bebé y con otros padres de bebés que probablemente ya presentaron síntomas de cólico o reflujo y pueden apoyarte con los resultados que ellos obtuvieron o la experiencia que les tocó vivir.

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