La creatividad se encuentra al centro de toda educación, según Bruno Bettelheim, psicoanalista y autor de importantes obras de psicología infantil.

Así como no necesitas ser doctor para cuidar de la salud de tu hijo, así tampoco es necesario ser un pintor para enseñarle a ser creativo, ni éste tuvo que nacer en cuna de artistas para convertirse en uno.

La creatividad, si bien está asociada al arte, no es exclusiva de éste. No hace falta ser un genio para ser creativo. Se es creativo cuando se puede responder ingeniosamente, en cualquier área de la vida.

Nuestro cerebro está concebido para la creatividad.

¿Qué es la creatividad?

Es un proceso de pensamiento y acción, una forma particular de abordar la vida. Así que no hay una edad en donde inicie la creatividad y otra donde se acabe. De bebés, niños, jóvenes y adultos podemos ser creativos. Y la creatividad es una fuerza de vida que nos conecta con el mundo.

¿Cómo reconocer la creatividad en tu hijo o en ti mismo?

Las personas creativas comparten ciertos rasgos innatos que cualquiera puede desarrollar si se lo propone o recibe la guía adecuada:

  • Siempre manifiestan el deseo o necesidad de mejorar las cosas. Es decir, siempre encuentran una mejor manera de hacer lo que ya existe.
  • Muestran la tendencia a cambiar la perspectiva. Pueden ponerse en el lugar de otros, mirar la vida o las cosas desde diversos ángulos.
  • Siempre están abiertos a muchas ideas nuevas.
  • Sienten el deseo constante de crear, frente a los problemas inventan nuevas soluciones.

Por fortuna hoy pueden encontrarse contenidos adecuados para cada edad, pero hay que recordar que éstos, tanto a adultos como a niños nos limitan a una interacción solitaria con la plataforma digital para la que fueron creados y si bien, algunos contienen estrategias que favorecen la memoria, la atención y la resolución de problemas, el verdadero riesgo es que por la cantidad de tiempo que le dediquen a éstos, los niños se pierdan del aprendizaje que se logra sólo a través del contacto con otro ser humano, no con una máquina, para conocer cómo se manifiestan las emociones durante esa interacción que es única y que pone en relieve el valor de las relaciones entre personas.

Los niños son creativos por naturaleza, no habría que enseñarles a ser creativos, sino permitirles explorar todo su potencial a través de favorecer la libertad de expresión, estimular su imaginación y su iniciativa.

Mucho ayudará practicar nosotros estos 4 comportamientos de las personas creativas y ofrecerle a nuestros hijos muchas oportunidades para fomentar en ellos estos rasgos hasta convertirlos en hábitos familiares.

La familia creativa

Los padres y abuelos pueden inspirar la creatividad en los pequeños de maneras muy sencillas y efectivas:

* Escuchar a los niños con atención y no querer imponerles nuestro punto de vista. Los niños tienen mucho que expresar sobre lo que observan, lo que oyen, lo que prueban, lo que juegan, lo que viven.

* Ser pacientes con ellos es un regalo a su creatividad. Ellos están constantemente procesando ideas, apreciando con su mente principiante todo cuando les ocurre y muchas veces necesitan un poco más de tiempo frente al apresurado ritmo que tenemos los adultos.

* Permitirles contemplar lo que les rodea es primordial. La curiosidad es la madre de la creatividad y los niños son curiosos por naturaleza.

* Darles tiempo para el juego libre, sin estructura, sin instructivo. Además de que se estimula así la creatividad, el juego libre contribuye al desarrollo del lenguaje y mejora la capacidad de atención en los niños.

* Enseñarles límites y reglas, porque también en la estructura se aprende a ser creativo. Hoy se reconoce que la creatividad es un equilibrio entre la libertad y la limitación.

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