Los antibióticos son sustancias que se usan para inhibir el crecimiento de las bacterias o acabar con éstas. El médico pediatra administra este tratamiento a bebés y niños para combatir la amenaza de infecciones causadas por bacterias, pero existen miedos con respecto al uso de éstos. Vale la pena ubicar los riesgos.

De los 6 meses a los 3 años, todos los niños se enfermarán, a pesar de las vacunas, del cuidado amoroso de sus padres y de haber sido alimentados al seno materno (aunque éstos tendrán mejores defensas en su sistema inmunológico). Su inmadurez es propia de la especie. Los seres humanos completamos nuestro desarrollo fuera del útero materno, así que este es el período en el que más enfermedades pueden presentar. Se encuentran retando a su sistema inmune para lograr su madurez y crear sus propios anticuerpos.

En la consulta

Una vez que el pediatra integra la información que le proporcionamos los padres acerca de lo que observamos en nuestro hijo, ellos exploran físicamente para confirmar síntomas y una vez que reúnen todas las piezas llegan al diagnóstico, evalúan los recursos que pueden utilizar y los riesgos de los tratamientos disponibles.

Las infecciones más comunes en los niños se presentan en vías respiratorias, vías urinarias, otras a nivel digestivo. El estreptococo y estafilococo, son bacterias muy comunes en estos padecimientos.

Bacterias resistentes

Utilizar los mismos antibióticos en diferentes ocasiones puede provocar resistencia de las bacterias a éstos y es por eso que los pediatras hacen una rotación de antibióticos, esto hace que el organismo del niño responda mejor y evite así la resistencia.

El tratamiento requiere estar supervisado por el médico pediatra en las dosis y el tiempo de duración correspondiente, por parte de los padres se requiere un gran compromiso para administrar adecuadamente el medicamento para que surta el efecto esperado. Muchas veces el niño mejora y sus papás suspenden la administración del tratamiento, para después ver que vuelve a enfermar y así, por desgracia, prolongan la recuperación. Hoy sabemos que si un paciente no toma la dosis completa que le fue recetada para eliminar del todo la infección, los microbios desarrollarán resistencia con mayor rapidez.

Miedo al uso de antibióticos

Hoy existe mucha vigilancia en los medicamentos, estos tienen un perfil de seguridad adecuado y los laboratorios son estrictamente regulados por las autoridades de salud. Los pediatras lo saben, y son muy cuidadosos con las dosis por kilo de peso en cada bebé o niño y en el tiempo de administración del antibiótico.

En muchas ocasiones recetarán también un auxiliar que repare la flora intestinal en riesgo por el uso del medicamento. Deben estar atentos e informar sobre efectos secundarios como reacciones alérgicas o sensibilidad en el estomago.

Es generalizado el miedo al uso de antibióticos, pero no se le teme a la automedicación que sí resulta de gran riesgo. Si se administran antibióticos sin vigilancia y cuando no son necesarios, como en el tratamiento para combatir infecciones virales como la gripe, las bacterias que se encuentran de forma natural en el organismo desarrollarán resistencia y comenzarán a propagarse.

No hay que temer al uso de antibióticos, hay que tener cuidado del mal uso de éstos.

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