Las nuevas generaciones de niños y niñas que hoy nacen tendrán muy distintas opciones de diversión comparadas con lo que nosotros gozamos en nuestra infancia. Debemos cuidar también que gocen de todo aquel juego y juguete que promueva en ellos el movimiento de su cuerpo, el desarrollo de su mente y el despertar de sus emociones sin necesidad de una pantalla siempre.

El juego es la tarea más importante que tienen los niños para crecer sanos, además de ser una necesidad natural. Los adultos debemos jugar con ellos y promover que jueguen con otros niños, con una mascota, con una pelota, con un juguete sin baterías y dejar de ubicar las pantallas al centro de la diversión infantil, no porque representen un daño a su desarrollo, sino porque limitan éste, les impacta sin antes haber permitido que su imaginación se ponga en marcha.

Los niños están apantallados: tablets, smarthphones o consolas portátiles de videojuegos capturan su atención y tiempo, igual que las computadoras, portátiles o de escritorio. La oferta de aplicaciones y juegos para descargar en estos dispositivos cada vez es mayor y más variada y aparentemente les brinda una total estimulación, pero ésta solo es de tipo audiovisual. Aunque toquen la pantalla no existe una verdadera estimulación de sus sentidos del olfato o del tacto, también, con diversas texturas, formas, temperatura, para generar conexiones neuronales que favorezcan su aprendizaje del lenguaje y la socialización humana.

10 opciones para jugar sin baterías, ni pantalla, ni conexión a internet
  • Cantar y contar (canciones, música, chistes, historias: contarlas y escucharlas).
  • Crear arte con dibujos (en papel, o en piedras, o en un lienzo de tela, o en el piso, o en una pared tapizada con un gran papel, con crayolas, pincel y pintura, lápices de colores, gises, con los dedos, plumones).
  • Pasear en ruedas (andar en carrito, triciclo, patines, bicicleta en un parque o vía familiar protegida).
  • Hacer teatro (disfrazarse, improvisar, montar un pequeño espectáculo para la familia o amigos).
  • Jugar adivinanzas, trabalenguas o acertijos.
  • Leer (cuentos, poemas, álbumes de fotografías, datos curiosos del espacio o los animales).
  • Juegos con la familia: lotería, memoria, serpientes y escaleras, rompecabezas.
  • Construcción con bloques (entre mayor edad, mayor complicación).
  • Moverse libremente (bailar, saltar la cuerda o brincar obstáculos a manera de rally o al ritmo de la música).
  • Elaborar manualidades (tejer, decorar con tela y pegamento, con material para reciclar o reusar).

Por fortuna hoy pueden encontrarse contenidos adecuados para cada edad, pero hay que recordar que éstos, tanto a adultos como a niños nos limitan a una interacción solitaria con la plataforma digital para la que fueron creados y si bien, algunos contienen estrategias que favorecen la memoria, la atención y la resolución de problemas, el verdadero riesgo es que por la cantidad de tiempo que le dediquen a éstos, los niños se pierdan del aprendizaje que se logra sólo a través del contacto con otro ser humano, no con una máquina, para conocer cómo se manifiestan las emociones durante esa interacción que es única y que pone en relieve el valor de las relaciones entre personas.

Incluso, si el juego sin baterías o conexión electrónica es en solitario también favorece la curiosidad y creatividad que sólo ocurren a través de la contemplación y que dan como resultado el descubrimiento de algo divertido.

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