Los padres somos los primeros maestros en la vida de nuestro hijo. Le mostraremos con nuestra actitud el primer modelo a seguir para su comportamiento. La forma en la que reaccionemos frente a lo cotidiano le servirá de ejemplo y así estaremos educando, con lo que decimos y con el tono en el que lo decimos. También educamos con lo que no decimos, al callar o al expresar tan solo en un gesto cómo nos sentimos.

¿Cómo te sientes?

La crianza de un hijo es una tarea muy demandante, pero a la vez, muy gratificante. Pone a prueba de qué estás hecho, necesitarás una mente tranquila y enfocada porque te exige mucha atención y tendrás que mantener disponible la tranquilidad emocional porque necesitarás paciencia y mucha calma, entre otras habilidades. Y lo necesitarás todos los días.

¿Cómo piensas?

Hoy sabemos que nuestra experiencia de bienestar ocurre bajo la influencia de nuestros hábitos mentales y emocionales. ¿Qué te dices a ti misma regularmente? ¿Cómo te hablas, en tu mente? ¿Te distraes? ¿Te estresas? ¿Te deprimes?

Al parecer la salud emocional y la atención no habían estado vinculadas antes como ahora lo están. El desarrollo de la atención y su aplicación en la enseñanza y el aprendizaje es una posibilidad accesible a los padres.

¿Hace cuánto que no te das el tiempo de no hacer nada? Nada significa: no revisar el teléfono, no ver televisión, no dormir, no comer, no hablar, no leer, simplemente: “estar” presente. Esta es una de las prácticas que se sugieren para formar nuevos hábitos que te permitan gozar de mayor bienestar. Hay quienes ya se han integrado a un grupo de práctica de meditación como quien acude al gimnasio para moldear su cuerpo y ganar una buena condición física, así buscan aprender hábitos que les permiten gozar de un mejor cuerpo “emocional”, que pueden mantener en paz a pesar de las situaciones tensas que la vida les presente así como una mente clara y enfocada para tomar las mejores decisiones.

No tienes que cambiar de religión o volverte vegetariano, ni siquiera deberás cambiar el color de tu ropa o viajar al Tibet para encontrarte a ti mismo. Hoy puedes encontrar conferencias sobre atención plena o “mindfullness” en internet, cursos sobre cómo mantener la calma y grupos de meditación en tu ciudad. Búscalos.

La meditación no es dejar de pensar o parar el flujo de emociones y pensamientos. Es una invitación a relajarse, a estar; simplemente, a ser conscientes del diálogo interior en nuestra mente. La meditación es una especie de limpieza mental que lava patrones de pensamiento que no te hacen bien, que son mecánicos. Nos hace conscientes, nos ofrece la posibilidad de ver desde otra perspectiva cómo funciona nuestra mente y cómo nuestros pensamientos afectan nuestras emociones. La práctica cotidiana nos ayuda cada día a enfocar mejor nuestra atención y a mantener un estado de paz y calma por más tiempo.

10 minutos son suficientes para enfocarse, calmarse y reunir claridad para funcionar efectivamente en el mundo.

Los padres podemos buscar este tipo de entrenamiento para tener una atención relajada, estable y clara que nos permita ver el mundo con mayor claridad y enseñar a nuestros hijos desde pequeños la habilidad de autorregularnos con eficacia. Si no habías aprendido antes sobre esto, será entonces, otra gran oportunidad de crecer con tu hijo.

Los niños pueden aprender también a mantener su mente atenta y sus emociones en calma y es algo que en la escuela no les enseñarán.

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