Tu hijo a partir de su primer año de edad y mientras crece de los dos a los tres años, buscará probar todos los límites. Con mucha curiosidad y deseo de exploración se lanzará a hacer todo lo que le plazca (aún si corre peligro, no es apropiado o no estás de acuerdo); encontrará así las restricciones de mami y papi y probará los sinsabores de la disciplina y la educación.

Como padres, en esta etapa comienzan los primeros grandes retos de la educación de su hijo. Desearán permitirle todo, pero sabrán, por el bien de su hijo, que habrá que decir que no, muchas veces. Ahora más que nunca, mamá y papá deberán hacer un frente común para transitar por este proceso como pareja y, con labor de equipo, guiar el comportamiento de su pequeño en estos años de intenso aprendizaje.

Tu bebé se sentirá frustrado y enojado por no obtener siempre lo que quiere, pero aprenderá que no puede hacer todo lo que se le antoje y que los adultos que lo limitan, lo están cuidando así: le brindan disciplina con amor. Aunque le lleve un tiempo comprenderlo, terminará por confiar en tu guía, porque a fin de cuentas se sentirá seguro para crecer.

Mamá dice no, papa dice si.
Como padres, en esta etapa comienzan los primeros grandes retos de la educación de su hijo.

Mamá dice no, papa dice si.

Si mamá dice no, y papá dice sí, tu hijo aprenderá que la autoridad de sus padres es débil y poco consistente, así aprovechará para "salirse con la suya" a través de manipular y aliarse con el padre "cómplice". Esto es muy delicado para la pareja porque puede dañar su relación sentimental e íntima. Se trata de dos adultos quienes tienen a cargo a una criatura que no puede tomar decisiones para su bienestar aún, y deben ser ustedes, mamá y papá, lo suficientemente maduros y respetuosos para brindarse mutuamente la confianza que requiere cada uno para validarse como padre frente a su hijo. Ejemplo: mami/papi tiene razón, por ahora no habrá dulces. No quiere decir que siempre estarán de acuerdo en todo y pensarán igual, porque eso no es posible, se trata de dos personas diferentes entre sí, pero con un proyecto común: ser padres. Esto debe ser suficiente para conciliar las diferencias y saber brindar soporte a la pareja cuando éste sea quien diga NO al hijo.

Es importante ponerse de acuerdo como pareja, conscientes de las tareas de crianza propias de esta etapa (que se caracteriza por negativas y berrinches). Conviene comunicarles sus acuerdos a otros adultos con quienes compartan el cuidado de su hijo, como los abuelos o la niñera y así integrarlos al plan o modelo de crianza que lleven a la práctica. Ejemplo: si han decidido que su hijo no consumirá refrescos o golosinas, es importante que los demás les ayuden a cumplir esta regla cuando no estén presentes ustedes.

Acudir a escuela para padres juntos, tomar un curso sobre desarrollo infantil, leer sobre educación familiar y darse un tiempo para discutir esas ideas, les ayudará a afinar su tarea de educadores y enriquecerá su relación de pareja.

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